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Marcha a la Macrocárcel de Zuera

CAMPAÑA PARA EXIGIR EL INDULTO DE SANTIAGO

A Santiago M. J. le han condenado a 11 años de prisión porque el pasado 18 de marzo por la noche, entre las 23:30 y las 2:30 robó cuatro teléfonos móviles, una tarjeta del autobús y trece euros. Santiago tiene ahora 21 años, no había cometido ningún delito hasta ese rato y está preso en la cárcel de Zuera.

     

Desde la Asociación de Seguimiento y Apoyo a Presos en Aragón (ASAPA) estamos promoviendo un indulto para él, y para eso buscamos adhesiones, muestras de apoyo personales y de colectivos. Pensamos que el indulto tiene que ser más que un alarde de compasión institucional; también debe ser una herramienta de política criminal que evite costes inútiles, tanto para las personas que directamente sufren el castigo como para la sociedad. Los 11 años de encierro con los que nuestra justicia penal ha respondido a este suceso no van a resolver ningún conflicto, ni a hacer justicia, ni a reparar a nadie. Empeñarse en aislar, en poner rejas de por medio y profundizar en la exclusión a través de inflar las penas no es manera de resolver los conflictos sociales, no lo podría ser en ningún contexto y mucho menos en éste que vivimos de injusticia social tan feroz.

 

A Santiago entrar en prisión le va a servir para que se multipliquen sus posibilidades de engrosar esa categoría criminológica de “polirreincidente” en la que está estudiado estadísticamente que entran alrededor del 90% de los chavales que están presos antes de los veinte años (vuelven a entrar a lo largo de su vida hasta cuatro veces más, reeducados perdidos y reinsertados por el estado). A su familia le servirá para sufrir la ansiedad de verle preso, como a sus amigos, y de tratar de salir adelante sin él. Al estado le servirá para gastarse unos 55 millones de pesetas en garantizar este proceso de desintegración social, y no apostar por medidas alternativas a la prisión, por trabajar en contextos de relación, de comunidad, de diálogo, que ya se han demostrado eficaces para ajustar niveles de asimetría social, y que son incalculablemente más baratos.

Las cuatro personas a las que Santiago robó necesitaban ser reparadas patrimonialmente en los efectos que se les sustrajeron, ya lo fueron, y probablemente necesitan también quitarse de encima el susto que les dio. Se les quitaría sin duda ninguna teniendo una charla con él, un encuentro distinto del que tuvieron, tan sumamente crispado por su situación, se les quitaría sabiendo de sus razones y haciéndole escuchar las de ellos mismos, ofendidos por el delito, como acostumbra a hacerse en los procesos de mediación penal. Ahora hablar con él sigue siendo una suerte, pero resulta mucho más complicado, casi impensable porque está dentro de una macrocárcel lejana a cualquier núcleo de población.

 

Santiago necesita estar con su familia, volver a San Pablo, contar con el apoyo de sus amigos, del entramado social y de los recursos de su barrio, disponer de su vida y responsabilizarse de sus comportamientos. Nada de todo eso, ninguna reparación, ningún “hacer justicia” pasa por estar encerrado durante once años.

La cárcel lleva demasiado tiempo generando miseria y discursos miserables que la legitiman contra los propios datos, de fracaso incontestable (la gran mayoría de los presos son reincidentes, luego la cárcel no cumple sus fines declarados) y la realidad que la prisión aporta como reforzadora de la ya previa exclusión social de quienes la padecen desde dentro. Es una necesidad inexcusable denunciar nuestra justicia penal, que permite castigos tan sangrantes y absurdos como el que le han puesto a Santiago. Es una necesidad diseñar una manera de resolver los conflictos que sea útil, que no nazca del castigo y la desigualdad, alternativa a la prisión, y mientras tanto propiciar fórmulas de desjudicialización de los conflictos, especialmente los menos graves, reducir los plazos de estancia en prisión, potenciar el recurso a la suspensión y la sustitución de penas privativas de libertad y apostar por la progresión inmediata a tercer grado.

 

Agradeceríamos que nos hicieras llegar tu muestra de apoyo a la petición de indulto para Santiago M. J. a ASAPA por cualquier medio. Os recordamos que se adjuntan dos plantillas con ese fin.

asapa_zgz@hotmail.com

asapa@cespp.com

C/Barrioverde 10 – 50002 Zaragoza

1 comentario

Juan -

Ultimamente hay un áuge de la derecha en todo el continente europeo. El PP, en sus ocho años de gobierno, endureció tanto el código penal, que España ha duplicado el número de presos en las cárceles. Ya somos el pais con más presos de toda Europa. Y el PSOE, que ya lleva tres años en el poder, no sólo no hace nada sino que además tiene en proyecto endurecer todavía más el código penal. Yo soy votante de IU, y no me gusta absolutamente nada el rumbo que está tomando España. Cada vez nos parecemos más a EEUU.